Esas aguas turbulentas, ese océano que nos tapa, son nuestros pensamientos, nuestra mente. Si pudieramos invertir un poco más de tiempo en silenciarla, en meditar, en rezar, hacer ejercicio, parar, lo que sea para empezar a bajar nuestro ruido interno.
Empezaríamos a ver la gracia que significa ese silencio interno, podríamos empezar a ver las cosas con mayor claridad, y oh sorpresa para todos los que nos sobreexigimos, veríamos que dejando de hacer un par de minutos, el resto de los minutos (y aun serían muchos) funcionaríamos de manera mucho más eficiente y efectiva.Ese sería el primer paso, diría casi como empezar a sacar la cabeza fuera del agua, nadar hacia aguas menos profundas, algunos hasta tal vez 'harían pie'. Y eso ya sería un alivio enorme.
Ni hablar de los que logran dejar atrás toda esa resistencia mental, toda esa resistencia que ejerce el agua sobre nuestro cuerpo. Felices aquellos que logran transitar libremente por la tierra, nuestro habitat natural. Felices aquellos, que consiguen silenciar su mente (usándola solo para los fines prácticos y no para estar juzgando, evaluando, deseando, sin parar). Felices porque la paz que genera, y para aquellos que tengan una inclinación espiritual, verán a Dios en todo su esplendor, se verán a ellos mismos, juntos uno solo.
Hasta entonces, seguiré sacando mi cabeza para respirar, y seguiré nadando hacia la orilla, espero verlos a todos ahi!
Que tengan un hermoso día :)
